No me gustan las cucarachas y usualmente no puedo matarlas. Les tengo miedo/asco. A #ShayaAlegria le oculté eso, tanto así que ella coge las cucarachas pequeñas muertas y les bota a la basura. Va corriendo tras ellas para pisarlas sin pensarlo 2 veces y hoy, tuvimos nuestro encuentro con una cucaracha enorme, de esas que vuelan. UGH! Yo estaba tan asustada lidiando sola con ese insecto que desafiantemente se acercaba cada vez más nuestra cama pese a mis esfuerzos por espantarle tirándole cosas. Shaya se despertó con el alboroto y con mucha naturalidad me dice: pisa a la cucaracha.
Me siento descubierta o eso creo porque en ese momento la cucaracha decide irse a otra habitación y yo aprovecho para buscar la escoba. Shaya también se prepara y viene hacia mi puesta mis zapatos y me dice: es grande, con estos le puedo pisar mejor. Zapatote! Le sonrío mientras espero que el miedo no se me note.
No hubo necesidad de pisar a nadie pero hoy los roles se cambiaron. Me sentí a salvo y protegida por mi hija.
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