Me rendí

Le regalé mi tiempo, le dediqué poemas, le llené de atenciones y poco a poco en lugar de continuar así, cambié. Dejé de escribirle mensajes de buenos días, dejé de enviarle fotos y poesías. Dejé de preguntar si ibamos a vernos. Él no dijo nada, quizás ni notó mi lejanía. Para él todo estaba bien hasta que en lugar de responder amablemente, me rendí. Dos meses vacios, dos meses de mensajes mediocres, ni una llamada de su parte. Aún recuerdo su mensaje pidiendo perdón por desaparecer, “el trabajo” me dijo. Me rendí entonces, me llené de indignación, me ofendí con su último mensaje, decía: “Dias” así boté la toalla. Así me llegó el coraje, como la intensidad de sus silencios, de sus argumentos para decirme que yo estaba mal. Me llegó el coraje para rendirme.



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